lunes, 24 de junio de 2013

Una pequeña historia

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Vista de Pasamayo (Paso obligado de los vehículos pesados
que van de Lima al norte y viceversa)
Una de mis más grandes aventuras, una de las experiencias más gratificantes que he tenido, combinó un viaje normal que siempre hago, la música y un pequeño detalle.
En mayo de este año, fui con mi hermano menor, Rafael, de viaje a Lima para pasar el día de la madre con nuestra mamá. Mi hermana Raquel ya estaba allá, así que sólo faltábamos nosotros dos. Y fuimos solos. Nunca antes habíamos viajado Rafael y yo juntos, o sea sí, pero con papá o abuelos, con familia, nunca nos habíamos subido a un bus él y yo solos. Y esa fue la primera vez.
El bus no iba muy lleno, cosa normal por ser un fin de semana en la mañana. Mi papá nos dejó en el terrapuerto y esperó a que subiéramos y el bus partiese. Y así pasó. A las 8:45 a.m ya íbamos viajando de Trujillo a la capital del país.
El día era frío, y estaba bien, no había sol que molestara ni nada. Se venía un viaje muy placentero. Pero más allá de que el bus era bueno, cómodo, con pantallas personalizadas y casi nada de ruido, muy propicio para ponerse los audífonos y escuchar música, lo genial y especial no vino sólo de ese lado, eso fue lo complementario. Vino por un pequeño detalle, de esos que te marcan la vida.

Como yo estaba bastante relajado, me puse a escuchar música electrónica suave, ambiental y shoegaze, de ese tipo... Melancólico. Mi hermano tenía unos audífonos que le habían dado en el bus para que los utilice con la pantalla personal que venía. Al terminar lo que estaba viendo, se quedó un rato mirando por la ventana (yo iba hacia el pasillo), cuando volteó, tomó mi celular en sus manos y conectó sus auriculares a este (mi celular tiene toma para sus audífonos especiales y para los normales)... Y se puso a hablar conmigo de lo que escuchábamos... M83, Moby, Flaming Lips, VNV Nation...

Se quedó medio dormido un rato... Cuando al empezar la subida a Pasamayo, paso obligado de los vehículos que van de Lima al norte y viceversa, se descubrió un paisaje maravilloso frente a nosotros... El sol se ocultaba tras del mar, dejando sobre este un hermoso resplandor... Brillaba... Se veía genial...
Desperté a mi hermano y nos quedamos observando la escena... El bus se movía lentamente por la serpenteante carretera pegada al barranco... Seguíamos observando la maravillosa escena... Durante unos minutos... Mientras sonaba "Raconte-Moi Une Histoire" de M83...

Pequeños detalles de la vida, que lo hacen todo maravilloso...
Nunca había compartido tanto tiempo juntos con mi hermano.

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